(Un gobierno de cínicos y cobardes)
Eduardo José Alvarado Isunza
Quien escribe cree que esta expresión cae perfectamente para describir las cualidades éticas de quienes fueron invitados por el actual gobernador de San Luis Potosí, Fernando Toranzo Fernández, a su administración.
Comenzando por él mismo, el cinismo es la denominación del régimen. Recordemos que uno de sus principales discursos de campaña fue el de organizar una administración con las mejores personas de nuestra sociedad.
Asqueados por los excesos sin límite y los actos despóticos de quien gobernó a nuestra entidad en los últimos seis años, hubo quienes cayeron en el engaño de Toranzo y de sus propagandistas. De modo que votaron por él.
Escondido bajo la imagen del médico sanador, así como de la intachable conducta de un personaje de caricatura, este socarrón aseguró que escogería cuidadosamente a sus funcionarios de entre centenares de currículums.
¿Y qué hizo? Todo lo contrario: tan pronto como asumió la jefatura del Estado potosino abrió la chequera y los espacios públicos para que volviesen a vivir comodinamente de ella muchos de quienes ya habían sido echados.
Al mismo tiempo de impedir airearse las oficinas públicas, en donde los cadáveres contables y administrativos crean una atmósfera pútrida, permitió el reingreso a ellas a infinidad de seres detestables.
Por ejemplo, como secretario general de gobierno fue designado el abogado J. Guadalupe Durón, quien ya había tenido un desempeño negativo como procurador de justicia, durante el régimen de Fernando Silva Nieto.
Ha trascendido que una de las principales razones que llevaron a Toranzo a poner a Durón en ese puesto no fue, como había ofrecido el gobernador, un análisis sensato y justo de su currículum.
En su decisión tuvo influencia el hecho de que este ser misógino y marrullero ha sido abogado de la familia Toranzo. Se sabe que les lleva un caso en el Fraccionamiento Campestre del cual obtendrían una millonada.
Sólo por eso se explica que el gobernador esté entercado en sostener a un personaje tan desprestigiado y cerrado como éste. Prefiere soportar los problemas políticos en que lo ha hundido, que despedirlo.
Otro caso destacado (y abominable, por consecuencia) es el del propio ex gobernador Horacio Sánchez. Criatura torva y torcida que intentó enraizar un cacicazgo en San Luis Potosí, regresó a vivir parasitariamente del tesoro público.
De nada sirvieron los agotadores esfuerzos que centenares de activistas realizaron en el año 2003 para echar a Sánchez Unzueta y a sus amigos de la dispendiosa vida que les ofrecía la administración estatal.
Volvieron con Toranzo gracias a la patológica forma de gobernar de Marcelo de los Santos y sus secuaces, así como a las marrullerías de los propagandistas que presentaron al sucesor como un médico aséptico y santo.
Otro es Juan José Rodríguez Medina. Se trata de un viejo periodista de un estilo de redacción aburrido, mañoso y doblemoralino que le ha permitido vivir como si fuese ejecutivo petrolero desde el régimen de Guillermo Fonseca.
Como jefe de información de “El Sol de San Luis” (gracias a oficios asquerosos) disfrutó de un Fonseca generoso con cosas que no eran suyas, pues le obsequió varias concesiones de taxis.
Cuando vio que con Carlos Jonguitud no obtendría mayores beneficios, se hizo navista. Y si a la perversidad se le llama inteligencia, entonces la tuvo para protegerse con el manto benefactor del magnate Miguel Valladares.
Fue amigo más que íntimo de Horacio Sánchez, cuando éste fue gobernador. Tan íntimo que incluso lo hizo jefe del Congreso del Estado, a pesar de que su formación académica no va más allá de preparatoria.
No puede escapar de esta lista de cínicos Roberto Armando Naif. Fue escandalosa su conducta como encargado de prensa de Jonguitud, régimen en el cual comenzó a amasar una cuantiosa fortuna.
Lejanos ya aquellos días de pobreza, pues su familia vivía de vender canastas en los mercados, Naif se reencontró con los buenos negocios que pueden hacerse con la hacienda pública en el gobierno del mencionado Sánchez.
Gracias a su amistad con Antonio Esper, el ex vocero de Jonguitud figuró como enlace con los constructores de obra pública de aquel y del propio Sánchez. Su trabajo consistía en pedirles el clásico “diezmo” por contrato.
Luego de ser condenado al ostracismo y de refugiarse en el periódico “Pulso”, este personaje también regresó a vivir comodinamente del tesoro público. Fue designado por el grisáceo Toranzo como director del INVIES.
En la misma línea de mediocridad, depravación y cinismo figura Juan Antonio Hernández Varela. Ser igualmente doblemoralino y voraz para engullir dinero facilito, fue nombrado como coordinador de comunicación social.
Este personaje también tuvo la inteligencia suficiente (si por inteligencia se le conoce a la perversidad) de infiltrarse al primer círculo de influencia de Horacio Sánchez, entre un grupo de seres infames.
Junto a la escritura de discursos retorcidos y sosos del entonces gobernador, Hernández Varela también calculaba su tiempo para dedicarse a hacer negocios corruptos con el gobierno, a través de sus amigos Esper y Naif.
No deja de sorprender que tres de las honorables personas de quienes hablamos hayan visto protegidos sus intereses en el periódico “Pulso”. Ahí publicaban sus aburridas notas a Rodríguez Medina, Naif y Hernández.
No vaya a creerse falsamente que Toranzo sólo dio cobija a Sánchez y a sus amigos; también han tenido su pedazo los hijastros del ex gobernador Fernando Silva.
Aunque quizás sea más justo decir que su espacio más bien lo deben a Pablo Valladares, heredero del emporio informativo del ya mencionado Don Miguel Valladares.
Uno de estos es Fernando Chávez Méndez, titular de la Sedesore. Éste fue secretario particular de Silva y en su eficiente desempeño tenía a bien acompañar a su jefe a todas las cantinas y tertulias de la ciudad.
¿Y qué decir de los hermanos Jorge Daniel y Nicolás Hernández Delgadillo? Aquel estuvo a punto de purgar una condena en prisión por su presunta participación en el fraude del invernadero Santa Rita.
Por su parte, Nicolás tuvo también una actuación muy criticada en la Procuraduría General de Justicia. Ambos figuran de nuevo en el organigrama de la Secretaría General de gobierno.
Es verdaderamente grande la lista de funcionarios depravados y corruptos a que dio albergue el buen médico Toranzo. Por ejemplo, ahí anda gozando de la vida Ángel Castillo Torres, de innegable estirpe horaceana.
Pero el mismo Toranzo tiene sus manchitas. La Auditoría Superior del Estado le hizo “observaciones cuantitativas” por 136 millones 622 mil 189 pesos y “observaciones de obras” por 458 millones 757 mil 209 pesos.
Estas irregularidades contables y administrativas corresponden a su gestión como titular de la Secretaría de Salud en el Estado. Es decir, el doctor no es tan aséptico ni tan ético como nos lo pintó la propaganda electoral.
Diga usted si el gobernador y sus amigos no son cínicos. ¿Cuál de ellos es capaz de cerrar el candado de la prisión para castigar a quien ha hurtado el dinero del pueblo si todos han tenido el mismo desempeño criminal en la función pública?
A la lista hay que agregar nombres como los de David Ojeda (aviador del Centro de las Artes, quien fue escribano de discursos de Horacio Sánchez) y de su esposa Laura Elena González (directora del IPBA, quien fue funcionaria de cultura del "buenoparanada" ex presidente municipal Jorge Lozano Armengol).
ResponderEliminarY todavía deben faltar muchos más. Una de las razones por las que la ciudadanía no vota es porque las opciones de elección de gente medianamente honesta es mínima. Es triste, pero...
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